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Una piba con la remera de Marilina Bertoldi

Es 8 de diciembre en Buenos Aires, para las cuatro de la tarde la temperatura no para de subir y en Sarmiento al 3131 van llegando jóvenes sedientxs de rock. Buscan algo de sombra para proteger los maquillajes y premeditados outfits de la crueldad del sol porteño. Cuando las puertas se abren la multitud entra entusiasmada a la antigua fábrica de aceites donde hoy funciona la Ciudad Cultural Konex. Lxs jóvenes son inmunes al calor y la humedad sofocante. En sus caras se revela el pensamiento que ocupa sus cabezas casi en combustión: hoy ven a Marilina Bertoldi.

Cuando al fin las nubes taparon el sol, organizadores corearon entre el público que los teloneros tocarían en el interior del Centro Cultural, debido al intenso calor de la jornada: el dúo Weste y Agua Florida -la ecléctica banda que fusiona electrónica y folclore integrada por Vera Frod, pareja de Marilina Bertoldi-. Los más fieles decidieron abandonar el lugar que habían guardado con recelo durante la tarde para dirigirse hacia el interior del Konex. Al término de Agua Florida, se subió al escenario del patio la salteña Feli Colina para presentar su último disco: Feroza. Con una puesta en escena cautivante acompañada de bailarinas con body painting y un traje de lycra al tono de su piel, el público coreó sus canciones con fervor. Al terminar, el sol ya había bajado y el cartel de neón rojo con el nombre del Konex iluminaba la incipiente noche.

En la oscuridad total la batería de la banda introdujo el inicio de MDMA, canción del tercer disco de Marilina, Sexo con Modelos. Los aullidos de quienes divisaron primero el ingreso de la cantante al escenario desataron los gritos del resto de público: con un catsuit blanco, una máscara de mostacillas que cubre la mitad de su rostro y los rulos peinados con un jopo hacia atrás, Marilina posa en cada extremo del escenario recibiendo los vítores de lxs jóvenes. La pantalla del escenario se pone de color gris y la ausencia de luces refleja sólo su silueta en negro. Apenas comienza a cantar es acompañada por el coro de voces -mayoritariamente femeninas- que sabe toda la letra. En el estallido de la canción la pantalla cambia a rojo y el público empieza a saltar: “vivo estando loca y ya no pega más, ya no pega más, ya no pega más”. Marilina arenga y baila al ritmo de la música como poseída por el espíritu de Jim Morrison.

Después de ese inicio intenso, Bertoldi agarra la guitarra y continúa intercalando temas más relajados como China, con La Casa de A, los dos de su último disco Prender un Fuego. Por el trabajo con el cuarto disco de su carrera solista, Marilina se convirtió en la segunda mujer en recibir el Gardel de Oro en 2019. Con la estatuilla en mano, dijo: “la mujer que ganó este premio fue Mercedes Sosa hace 19 años, hoy lo gana una lesbiana.” Las luces del escenario siguen jugando con los contrastes y las chicas que llenan esa noche el patio del Konex cantan apasionadas los estribillos, parafraseando al Indio Solari: “y si no hay amor, que no haya un carajo”. En el escenario la acompañan dos coristas, baterista y bajista: todas mujeres, una postal de la revolución feminista en el rock nacional.

La velada se pone sentimental. Después del intenso calor, llega la lluvia para dar un poco de aire y acompaña las estrofas de Enterrarte. “Reviviré el desastre permanente de enterrarte y creer que no recuerdo cómo hallarte”: la atmósfera de intimidad, la voz de Marilina junto a todas las voces del público como un eco apasionado y la lluvia determinan lo que sería quizás el momento más místico de la noche. En una pausa del show, Bertoldi aprovecha para conversar con el público y saludar a su hermana Lula, cantante de la banda Eruca Sativa, que está en las escaleras naranjas que ofician de zona VIP.

El público se vuelve a encender con una seguidilla de temas del último disco: O no? -canción que encarna un estribillo que resume la última ola feminista en el país: “estaba enojada, ahora estoy preparada”-, Tito volvé y el que fue el primer corte de difusión, Fumar de Día. Para bajar un poco la energía, las dos últimas canciones del show son las dos más funkys de Sexo con Modelos: Cosas Dulces y, por último, Y Deshacer. Cuando parece que la velada mágica llegó a su fin, Marilina vuelve con algo más. Se despide con Racat, un sencillo que sacó en 2018 como predecesor de Prender un Fuego y que, finalmente, no formó parte del álbum. A las 22hs puntual el show termina: Marilina arroja hacia el público los setlists y su botella de agua, objetos que en el aire se convierten en tesoros del rock. Ella y la banda se retiran del escenario con aplausos y vítores. El portón del Konex se abre y la juventud energizada, como flotando, comienza a desconcentrar por las calles del Abasto.